domingo, 2 de marzo de 2008

¡Hulk aplasta!




Una de las novelas más conocidas, que se ha ganado ya el apelativo de Literatura Universal, es “El extraño caso del Doctor Jeckyll y Mister Hyde” de Robert Louis Stevenson; en ella se trata, de manera fantástica, la psicopatología correspondiente a un desdoblamiento de personalidad
Múltiples adaptaciones ha vivido la novela de Stevenson, tanto oficiales como meras notas inspirativas. En el personaje de Hulk no se pueden negar las similitudes. Bruce Banner era un científico militar que experimentaba con la bomba gamma, una de sus últimas invenciones. En el momento de la prueba un chico, Rick Jones, se adentró en la zona del impacto y el Doctor Banner, intentando salvarlo, quedó expuesto a la radiación. Desde entonces, cada vez que sus niveles de adrenalina suben, el débil Banner se convierte en un enorme monstruo, con diferente personalidad: El increíble Hulk.

Más allá de toda la parafernalia, el personaje que en 1962 creaban Jack Kirby y Stan Lee, simboliza la lucha del hombre contra la naturaleza, contra sus instintos más primitivos. La búsqueda del conocimiento en lugar de elevar al hombre lo idiotiza, el poder que Banner tiene en su forma de Hulk implica una pérdida de su intelecto; cuando el hombre ve cegada su razón por la furia, en lugar de ganar, pierde.

Hulk ha vivido multitud de cambios dentro el Universo Marvel (muchos relacionados con el color de su piel: verde, gris, otra vez verde…) y también es uno de los personajes más conocidos fuera del papel. En los años 80 protagonizó la mítica y homónima serie de televisión, donde Lou Ferrigno y Bill Bixby interpretaban las dos partes del gigante de jade; en el 2003 el director Ang Lee estrenaba su versión de la historia en la gran pantalla, y la musculosa figura del monstruo lleva más de cuarenta años adornando camisetas y póster.
La semana anterior se daba un paso más en la industria cultural relacionada con el Increíble Hulk cuando la empresa juguetera americana Hasbro (conocida por el juego de mesa Monopoly, la plastilina Play-Doh y los juegos educativos de Playskool) inauguraba una nueva página web dedicada a la nueva gama de juguetes y juegos basados en el personaje, que saldrán al mercado estos meses con motivo de su segunda película (“The Increíble Hulk”, Louis Leterrier, verano de 2008). Y aprovechando también la nueva versión de Hulk, color rojo fuego, símbolo de la furia y de la ira.

En el diseño de la página predominan, cómo no, los tonos verdes y la navegación por ella es muy simple, orientada, en parte, a una buena accesibilidad para los más pequeños, aunque algunos productos son tan curiosos que también harán las delicias de los coleccionistas: unos enormes puños verdes acompañados de una careta de Hulk; un gracioso muñeco llamado “Hulkey Pokey”, que baila y se mueve al son de una pegadiza melodía, rivaliza con las figuras de acción del personaje de cómic de toda la vida; los más deportistas comprarán (¿seguro?) el verdoso balón de rugby con el logo promocional; los niños podrán enfrentar al goliat esmeralda con otros héroes gracias a los pequeños muñecos de plástico, y se podrá disfrutar en familia con nuevas versiones de clásicos juegos de mesa como “Operación” (ahora “Operación Hulk”).

Una cosa está clara, Hulk o La Masa, como se le conocía en los años 80 en España, nunca pasará de moda del todo, porque su concepto forma parte de lo más interno del ser humano. Ya lo dijo Robert Luois Stevenson: “En todo hombre… el bien y el mal conviven”. Quizá, dentro de algunos años, veamos un Hulk azul, naranja o amarillo… aún quedan muchos colores en la paleta.


Nos leemos.

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